sábado, 30 de marzo de 2013

Felicidad

Te despiertas. Algunos a las 5 am, otros a las 6. Varía.
Te levantas de tu cama, quisieras no hacerlo, pero "tienes qué"
Cepillas tus dientes (los más aseados)
Tomas una ducha.
Das un sorbo a tu café y mordisqueas un pan. Tal vez un yogur con frutas complementa tu desayuno.
Sales corriendo, subes a tu automóvil dispuesto a luchar con el tráfico (tú eres el tráfico) para llegar a tiempo al trabajo y que no te descuenten el día. Tú automóvil por cierto lo compraste para llegar al trabajo, y lo estás pagando en cómodas mensualidades.
Inicias tu rutinario trabajo, esperando que el jefe no venga hoy o que no te pregunte en que vas.
Vas por café del medio día.
Ves tú reloj y faltan dos horas para la hora de la comida. La esperas con ansia aunque tengas que ir con tus compañeros que seguramente, seguirán hablando de trabajo, si tienes suerte, de fútbol, de la película o serie del momento.
Por fin es hora de salir. Te vas rápido para llegar rápido. No sabes porque, pero quieres ganar tiempo.
Prendes el televisor. Quinientos canales y nada que ver.
Te vas a la cama pensando que mañana será diferente (en el fondo sabes que no será así)
Esperas con ansía el fin de semana.

Has hecho todo lo que tenías que hacer: Estudiaste una carrera y tienes un trabajo bien pagado. Tu auto es novedoso. Tienes una pareja estable, tal vez  pronto se casen y tendrán hijos. ¿Por qué no? Hasta un perro grande y una casa con cinco habitaciones y 3 baños.

Has hecho todo para ser feliz.

Eres feliz.

Lo eres...